El hombre se ha caracterizado y diferenciado de los animales por su creatividad y su capacidad para investigar. Desde la antigüedad ha buscado alternativas a los productos naturales que le rodeaban en su intento de mejorar su calidad de vida. Los egipcios usaban resinas naturales para embalsamar a los muertos. El primer plástico fue sintetizado en un intento de sustituir el marfil de las bolas de billar por otro material más asequible y a partir de esta fecha los científicos se centraron en este material, el cual se ha convertido en una alternativa muy eficaz y al alcance de todos, a productos de origen natural. El plástico fue considerado el gran invento del siglo XX.
Nuestro ritmo de vida, una vida acelerada en la cual el tiempo es oro, lo ha hecho imprescindible. El plástico de un solo uso, cómodo, rápido, eficaz...pero existe un problema, y es que no se degrada al ritmo al que es creado. Lo podemos dividir en partículas tan pequeñas que son imperceptibles para el ojo humano, pero siguen ahí durante muchos años. No se reintegra en el ciclo natural, por lo que, aunque invisible sigue ahí. Su concentración sigue aumentando con el paso del tiempo. Los animales lo ingieren y se concentra en los suelos en los cuales cultivamos nuestros alimentos, entrando en la cadena alimenticia. Los plásticos han tomado la Tierra.
Si queremos que nuestro planeta no sea de usar y tirar llegó el momento de actuar. Tenemos que cuidarlo para que pueda ser reutilizado por los que nos siguen.